LAS LLAVES DE RAQUEL, EL LIBRO DE ESTEBAN CICHELLO HUBNER

 El 3 de noviembre a las 18 se presenta Las llaves de Raquel, el libro de Esteban Chichello Hubner. Quien desee participar debe inscribirse en www.amijai.org. Un autor que tiene una historia de vida que sin duda mueve y conmueve.  De la más profunda pobreza ha llegado hoy a ser un ejemplo de vida y de recuperación, crecimiento, con el lema de que los valores sirven para construir un futuro. Hoy es docente en la Universidad de Oxford. Ha viajado por más de 80 países y en el libro hace un homenaje merecido a su abuela, Raquel, que fue la que lo impulsó para lograr el presente que hoy tiene. "La pobreza es creada por el hombre" le ha dicho al periodista Eduardo Feinman en Radio Rivadavia, porque está en el país ya que se agranda la familia (va a ser padre). Destacó la desilusión que sufre el joven en nuestro pais. "Para qué voy a estudiar si me regalan esto o aquello", Cuenta que la pobreza de chico era tremenda, a tal punto de comer de la basura. Hoy está en la Universidad de Oxford, según se dice una de las mejores del mundo. MARADONA EN OXFORD En uno de sus trabajos que tuvo para poder sobrevivir era empleado del hotel Conquistador. En ese lugar alguna vez estuvo hospedado Diego Armando Maradona, cuando jugaba en su retorno a Boca (año 1995). "Una vez me dio un caramelo Media Hora y se me atragantó. Se preocupó y ahí lo conocí y se generó una cierta amistad. Pasaron los años. Estoy como estudiante en el Centro de Estudiantes en la Universidad de Oxford y mi sueño era invitar a Diego. Una vez me llamó y lo invité a la Universidad. Estuvo, dio una charla ante 2000 personas, que se puede ver en Google, y con una pelotita de golf hizo jueguito. Habló de las injusticias para los futbolistas. Dijo que no podía creer que él, Diego, ganara tanto y había otros futbolistas en Africa que ganaban mucho menos. LA FALDA DE LA VIDA Esteban nació en La Falda, Córdoba. La familia se instaló en el conurbano y ahí si conoció la pobreza más profunda. Contó que de chico se bañaba a puro baldazo, con el agua que arrastraba una cuadrea en un palo atravesado sobre los hombros hasta el rancho en el que vivía. La vida en el Conurbano tenía todas las peripecias de un lugar sin cloacas, sin agua potable, sin luz, donde vivir era sobrevivir. En ese ambiente aparece la figura de su abuela, Raquel -el libro lo cuenta- que era el sostén de la familia. La abuela era mucama en un centro de asistencia pública. El invierno era insoportable porque el frío se colaba por los hendijas del rancho, a tal punto que una vez la abuela se trajo cartones de las cajas de las radiografías de Kodak, sacadas de la basura del centro asistencial. Eso sirvió para cubrir las ranuras ante el chiflete. Después fueron las latas de aceite Cocinero y de Shell, que las aplanaba y las clavaba contra las tablas. Para saber más de este ejemplo de vida, podrá recurrirse a la excelente nota de Carolina Balbiani en Infobae. La muerte de la abuela Raquel, atropellada por un conductor borracho, fue una de los tantos hechos que conmovieron la vida de ese chico Esteban. Mamá Ester con sus hijos pudo ocupar el empleo de Raquel. El chico era muy curioso y sabía sobreponerse a la adversidad, y aprovechaba las ofertas del destino para cambiar su vida. Dice que una vecina del rancho en el que vivía, Fernanda Fernández, tenía discos de vinilo para aprender inglés, un idioma que asombraba a Esteban. Quería aprender como fuera. La vecina le pedía que le trajera huevos de la almacenera Zulema y le pondría los discos, un huevo, un disco. Así empezó a aprender inglés. Nunca dejó de buscar trabajo y en ese sentido tuvo muchos oficios, como trabajar en un laboratorio, en el Hotel Conquistador como empleado. Tampoco dejó el estudio y terminó el secundario en 1987 especializado en Letras, cursaba en el turno noche en el colegio Juan José Paso, en el barrio de Once en Capital. Consiguió un puesto en el Hotel Sheraton, donde era mensajero. Una vez le ofrecieron un trabajo en el Hotel Géminis, de Las Leñas, Mendoza. No gastaba demasiado y juntaba plata. Con lo que pudo recaudar logró viajar al exterior. Estuvo en Japón, se anoteó en la Universidad Hebrea de Jerusalén para estudiar Relaciones Internacionales y Ciencias Polírticas. Prestaba servicios sociales para pagar la Universidad. Se recibió con honores con buen promedio. Un día, en Gran Bretaña, visitó la Universidad de Oxford y se dijo que quería estudiar ahí. Mandó solicitudes a las más célebres universidades del planetea. Y se sorprendió cuando cuatro le respondieron porque lo admitían: Oxford, Cambridge, Johns Hopkins y Stanford. Pero para Oxford necesitaba 11 mil libras esterlinas y no tenía un peso.  Descubrió por una revista qu,e uno de los mejores países para ganar dinero era Japón. Llegó a Tokio con 50 dólares. La suerte volvió a ayudarlo porque conoció peruanos que trabajaban en la construcción. Le ofrecieron trabajo y aceptó. En el tiempo libre vendía bijouerie por las calles.  No estaba demasiado conforme y sacó un pasaje a París. En el vuelo, en el diario Le Figaro, vio que Eurodisney buscaba empleados para su hotel. Consiguió el trabajo como recepcionista. Fue en ese momento en que lo llamaron del British Council. Sería largo seguir contando su vida, por eso vale la pena acercarse al libro en el que demuestra con creces que sí se puede crecer, partiendo desde la más absoluta pobreza para llegar hoy a ser docente en Oxford. Viajó por 82 países. Habla español, inglés, francés, portugués, alemán, hebreo, portugués, hebreo y algo de árabe. Sigue como profesor de Oxford y director de programas especiales. "La pobreza fue mi riqueza, yo me siento una persona super rica. Porque rico no es quien más tiene sino quien menos necesita. Y yo necesito muy poco para ser feliz".
http://dlvr.it/SB2Cnp

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